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TOSCA

de Giacomo Puccini

Una de las óperas más representativas del verismo italiano que supuso para Puccini su reconocimiento absoluto como el máximo compositor de ópera de su tiempo y el heredero natural de Verdi al frente de la escuela italiana.

Tosca es una ópera de pasiones incontrolables, celos, venganza, odio y amor suicida ambientada en el contexto histórico de la Europa del 1800, durante la invasión napoleónica de Italia. La trama gira alrededor de una heroína, la cantante Floria Tosca, que tiene que enfrentarse al lascivo y corrupto barón Scarpia, jefe de la policía romana, para salvar a su amante, el pintor de ideas revolucionarias Mario Cavaradossi, en un complot político que denuncia el control que el poder intenta ejercer sobre el arte.

La ópera mezcla la política y el amor, con la impactante aria Vissi d’arte, en la que Tosca reflexiona sobre su propia virtud en medio de los acontecimientos trágicos. Un auténtico melodrama de rivalidades políticas y pasiones con un final dramático.

TOSCA

Giacomo Puccini (1858-1924)
29/11/2024 – 07/12/2024

Ópera en tres actos (Sobretitulada en catalán).

Texto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, según la obra La Tosca de Victorien Sardou.

Estrenada en el Teatro Costanzi de Roma el 14 de enero de 1900. En Catalunya se estrenó en el Gran Teatre del Liceu el 30 de marzo de 1902.

Duración aproximada: 2 h 50 min.

Acto 1: 50 min.
Descanso 20 min.
Acto 2: 50 min.
Descanso 20 min.
Acto 3: 30 min.

REPARTO

Carmen Solís

Floria Tosca

Enrique Ferrer

Mario Cavaradossi

Luís Cansino / Manuel Mas

Barón Scarpia

Juan Carlos Esteve

Cesare Angelotti

Pau Armengol

Sacristán

Jorge Juan Morata

Spoletta

Laura Obradors

Un pastor

Quim Cornet

Sciarrone

Lluís Vergés

Carcelero

FICHA ARTÍSTICA

Dirección musicalSergi Roca BruAdaptación sobretituladoGlòria Nogué
Dirección de escena y vestuarioCarles OrtizRegidor de escenarioJordi Galobart
Asistente de dirección de escenaJaume SangràRealización escenografía y maquinariaRB Creacions 1990, S.L. (Raül Vilasis y Berta Vidal)
Diseño de escenografía Jordi GalobartRealización vestuarioM. Carmen Muñoz / Eva Selma
IluminaciónPor determinarCoordinación caracterizaciónNani Bellmunt
VestuarioFundació Òpera a CatalunyaMaquillaje y peluqueríaAmparo López / Júlia Ramírez / Nerea Fernández
Maestros asistentes musicalesAndrea Álvarez / Juli RodríguezProducción y organizaciónFundació Òpera a Catalunya
Traducción sobretituladoJordi Torrents  

Cor Amics de l’Òpera de Sabadell
Orquestra Simfònica del Vallès

Saber más

sala de prensa

funciones

NOVIEMBRE 2024

Sabadell, Teatre La Faràndula

Viernes 29 noviembre, 20 h

DICIEMBRE 2024

Sabadell, Teatre La Faràndula

Domingo 1 diciembre, 18 h

Martes 3 diciembre, 20 h

Barcelona, Palau de la Música Catalana
Sábado 7 diciembre, 18.30 h

Playlist

PODCAST

òpera en construcció

Cápsula 1: Argumento

Cápsula 2: Música

Cápsula 3: Protagonistas

Cápsula 4: Escena

òpera en construcció

Cápsula 1: Argumento

Càpsula 2: Caracterització

Càpsula 3: La gira

Galería de imágenes

TOSCA

La acción se desarrolla en Roma, en junio de 1800

 

ACTO PRIMERO

Iglesia de Sant’Andrea della Valle

La iglesia se encuentra desierta. Entra, corriendo, Angelotti (Ah! Finalmente), antiguo cónsul de la República Romana, quien ha conseguido huir del castillo de Sant’Angelo. Su hermana, la marquesa Attavanti, le ha hecho llegar un mensaje en el que le comunica que en esta iglesia, en la capilla privada que posee en ella la familia, encontrará un disfraz de mujer para salir de la ciudad. Angelotti busca nerviosamente la llave de la capilla a los pies de una imagen de la Virgen. La encuentra, abre la cancela y se esconde dentro.

Poco después entra el sacristán, un hombrecillo nervioso y gruñón (E sempre lava!). Ha creído oír pasos y ha supuesto que era el pintor que, en un ángulo de la iglesia, está terminando un cuadro que representa a Magdalena. Pero no hay nadie. Para estar seguro, el sacristán examina la cesta de la comida del pintor y ve con satisfacción que está intacta: con un poco de suerte, pronto podrá apropiarse de su contenido.

En este momento se oye el toque del ángelus, y el sacristán, de rodillas, inicia la oración. Justo en ese momento llega el pintor, Mario Cavaradossi, y descubre el cuadro que está pintando para seguir su trabajo. El sacristán se sorprende al ver que la Magdalena del cuadro se asemeja a una dama rubia y devota que hace unos días estuvo un buen rato rezando en aquel lugar (y que no era otra que la marquesa Attavanti, que había venido a dejar el disfraz y la llave para su hermano). El pintor, atraído por su belleza, la utilizó como modelo para su cuadro. Mario coge los pinceles y empieza a pintar; de repente se detiene para contrastar lo que está haciendo con una miniatura de su amada, Floria Tosca, que lleva con él, y reflexiona sobre la curiosa armonía entre los ojos azules y el cabello rubio de la Attavanti, y la que existe entre el cabello oscuro y los ojos negros de Tosca, una consumada actriz y cantante, ídolo de Roma (Dammi i colori… Recondita armonia…). Mientras, el sacristán refunfuña ante el carácter mujeriego del pintor, que es, a su parecer, un volteriano enemigo del gobierno papal. Finalmente, el sacristán se va, no sin antes echar otro vistazo a las provisiones.

Angelotti, creyendo desierta la iglesia, abre la cancela de la capilla. Cavaradossi se vuelve y lo ve (Gente là dentro!); cuando lo reconoce, se muestra dispuesto a ayudarlo. Pero en ese momento se oye llegar a Tosca, y Cavaradossi, temiendo que ella, por su religiosidad, pudiera acabar delatando a Angelotti si algún sacerdote se lo ordenara, ruega al fugitivo que se vuelva a esconder y le da la cesta para que, mientras tanto, coma y renueve fuerzas. Llega Tosca (Mario! Mario! Mario!), convencida de haber oído a Cavaradossi hablando con una mujer, y cuando él ha conseguido casi calmarla y se dispone a salir, ve el retrato de Magdalena (Chi è quella donna bionda lassù?), lo que vuelve a encender sus celos, pues reconoce, por su cabellera rubia, a la Attavanti. De nuevo el pintor asegura a Tosca que no tiene motivos para estar celosa, y los dos vuelven a cantar su amor. Finalmente, Tosca admite que sus celos son un tormento para Cavaradossi y se va, no sin antes quedar con él para pasar la noche en la casa de campo que el pintor tiene a las afueras de Roma.

Cuando Tosca se ha marchado, reaparece Angelotti (È buona la mia Tosca). Cavaradossi le aconseja que se refugie en su casa de campo, desde donde podrá intentar abandonar los Estados Pontificios. De repente, se oye el cañón del castillo de Sant’Angelo: la huida de Angelotti ha sido descubierta. Cavaradossi decide acompañar él mismo a Angelotti a la casa para prevenir cualquier problema.

Acaban de irse cuando entra corriendo el sacristán: venía a molestar al pintor con la noticia de una derrota de Bonaparte por parte de los aliados del papa, pero se entristece al ver que no está (Sommo giubilo, Eccellenza!). Entran los chicos del coro, contentísimos porque habrá tedeum de acción de gracias y cobrarán el doble. Pero su alegría es interrumpida brutalmente por la inesperada llegada del jefe de policía, el barón Scarpia, quien les recrimina el poco respecto al lugar sagrado (Un tal baccano in chiesa!). Seguidamente, junto con sus esbirros, entre los cuales está el agente Spoletta, procede a registrar la capilla Attavanti, que se encuentra inesperadamente abierta, y a interrogar al sacristán. Este descubre con dolor que la cesta está vacía y Scarpia no tarda en relacionar esto con la presencia del pintor, con la Attavanti retratada como Magdalena y con el fugitivo, su hermano (Or tutto è chiaro).

En ese momento vuelve Tosca; con motivo de la victoria habrá fiesta en el Palacio Farnesio y ella deberá cantar ante la ilustre huésped del palacio, la reina María Carolina de Nápoles. Por eso iba a decir a Cavaradossi que acabaría más tarde de lo previsto. Scarpia, que conoce bien a Tosca, le insinúa que el pintor se ha marchado con la dama del cuadro y Tosca, furiosa, decide ir a sorprenderlos en la casa de campo (Ed io venivo a lui tutta dogliosa). No quería Scarpia otra cosa y envía a Spoletta para que la siga y detenga a Angelotti si lo encuentra allí (Tre sbirri, una carrozza).

Scarpia se queda solo en la iglesia, a la que llegan fieles y niños cantores para eltedeum. Un cardenal inicia la ceremonia, pero Scarpia, que planea no solo capturar a Angelotti sino también hacer suya a Tosca, no se da cuenta hasta muy tarde de que su pasión por ella le está haciendo olvidar a Dios (Tosca, mi fai dimenticare Iddio!). Entonces se arrodilla y se une a los cánticos generales, mientras baja el telón.

 

ACTO SEGUNDO

Piso superior del Palacio Farnesio

Es de noche. Scarpia está cenando y reflexionando sobre el amor (Tosca è un buon falco!). Se reconoce incapaz de escribir versos o deshojar margaritas y quiere poseer a Tosca a la fuerza (Ha più forte sapore). Ordena que esta se presente en cuanto acabe su cantata ante la reina. Llega Spoletta con la noticia de que Angelotti no ha sido localizado y Scarpia se enfurece con él. Para justificarse, afirma, no obstante, haber detenido a Cavaradossi, lo que calma un poco a Scarpia. Este trata de interrogar al pintor con el método clásico de alternar dureza con aparente suavidad y formas educadas (Ov’è Angelotti?). El pintor no confesa y Scarpia se dispone a hacerlo torturar cuando llega Tosca. Esta, interrogada a su vez, enseguida cede al oír los gritos de dolor del pintor en plena tortura (Nel pozzo, nel giardino!). Angelotti está escondido en el pozo que hay en el jardín de la casa.

Tosca, con su confesión, consigue que le permitan ver a Mario, y lo encuentra medio desmayado. Cuando el pintor vuelve en sí, se indigna ante la confesión de Tosca que Scarpia le ha comunicado con crueldad (M’hai tradito!). Llega Sciarrone con la noticia de que Bonaparte en verdad ha ganado a los absolutistas en Marengo, y Cavaradossi, que no puede contenerse, hace grandes exclamaciones de alegría ante el próximo fin de la tiranía (Vittoria! Vittoria!). Scarpia ordena que el preso sea preparado inmediatamente para la ejecución y se queda solo con Tosca. Usa entonces sus dotes de amenaza y persuasión para que Tosca se le entregue a cambio de la vida de Cavaradossi. Tosca se resiste e invoca al Señor en una amarga e íntima reflexión de cariz religioso (Vissi d’arte), pero sus ruegos y llantos son inútiles y se ve obligada a ceder: será suya, pero antes exige un salvoconducto para huir de los Estados Pontificios con Cavaradossi. Scarpia da órdenes a Spoletta para que la ejecución de Cavaradossi sea simulada, añadiendo enigmáticamente “como hicimos con el conde Palmieri”. Spoletta, que lo ha entendido, se va, y Scarpia, seguro de su triunfo, se pone a escribir el salvoconducto (E qual via scegliete?).

Mientras escribe, Tosca, desesperada, se ha aproximado a la mesa donde se encuentran todavía los restos de la cena de Scarpia y se apodera de un afilado cuchillo. Cuando Scarpia, triunfante, se le acerca (Tosca, finalmente mia!), Tosca le clava el cuchillo en el pecho y asiste, entre horrorizada y exultante, a la agonía del terrible jefe de policía que toda Roma temía. Después de colocar un candelabro a cada lado del cadáver y un crucifijo sobre su pecho, Tosca se aleja sigilosamente de la cámara de Scarpia (E avanti a lui tremava tutta Roma!).

 

ACTO TERCERO

Terraza superior del castillo de Sant’Angelo

Todavía es de noche, pero se acerca ya el día. Se oye el canto de un pastor (Io de’ sospiri) y, cuando empieza a clarear, se oyen también campanas de las iglesias de Roma. Cavaradossi, conducido por un batallón de soldados, es entregado al carcelero, que le comunica que le queda solamente una hora de vida. El pintor, dándole un anillo como recompensa, consigue que el carcelero le deje escribir una carta a Tosca; mientras lo hace, recuerda emocionado el pasado y concluye con un conmovedor adiós a la vida (E lucevan le stelle).

Spoletta entra con Tosca y, según lo pactado, le permite asistir a la ejecución simulada de Cavaradossi. Los dos amantes podrán, así, reunirse y ver renacer su esperanza de vivir una vida tranquila en el exilio (O dolci mani mansuete e pure). Tosca, que ha explicado a Mario todo lo que ha hecho, ruega a su amante que actúe con naturalidad cuando finjan fusilarlo. Llega por fin el momento: un oficial ordena a sus soldados que disparen contra el prisionero. Spoletta impide que el oficial dé el tiro de gracia al caído y todos se alejan. Cuando se queda sola con él, Tosca se aproxima a Cavaradossi y lo insta a levantarse (Presto, su! Mario!), pero se da cuenta con horror de que la ejecución no ha sido simulada: el pintor yace muerto en el suelo. Es el último engaño de Scarpia. Todavía no ha tenido tiempo de reaccionar cuando se oyen voces en la escalera: la muerte de Scarpia ha sido descubierta y Spoletta vuelve para detener a Tosca, con la ayuda de Sciarrone. Pero Tosca no está dispuesta a caer en sus manos: rápidamente sube a la muralla del castillo y, emplazando a Scarpia a encontrarse con ella ante el tribunal de Dios, se arroja al vacío ante la sorpresa de todo el mundo (O Scarpia, avanti a Dio!).